En el inicio de la vida, el bebé mantiene la cabeza girada hacia uno de los lados, ya que esa es su posición naturalmente fisiológica.
La posición de lado es una postura normal de autoprotección. Le permite al bebé, durante sus primeros dos meses, evitar ahogarse con el reflujo que puede ingresar en las vías respiratorias y no sofocarse al ser puesto boca abajo, entre otros riesgos.
Pero la biología, al mismo tiempo, suele usufructuar aspectos de este tipo en beneficio del desarrollo del recién nacido.
Tener la cabeza de lado, durante los primeros meses, también beneficia el desarrollo del sistema nervioso del bebé.
Se trata de un provecho que generalmente no resulta tan evidente y se produce de manera más silenciosa.
Lo que hay que tener en cuenta es que el cerebro está dividido en dos regiones. Y cada uno de esos hemisferios controla los movimientos y las sensaciones del lado contrario. Por ejemplo, las acciones del brazo derecho son regidas por el hemisferio izquierdo y viceversa. Lo mismo pasa con la visión y la audición.
A eso se suma que el desarrollo del cerebro del bebé, en los primeros meses de vida, se produce por separado, a cada uno de los lados.
Es el motivo por el cual, cuanto más tiempo está el niño o la niña para un lado o para el otro, mirando hacia izquierda y derecha, o intentando agarrar algo, en ambas direcciones y en forma alternada, mejor se van a desarrollar sus hemisferios cerebrales y mejores serán los puentes y las conexiones entre ellos.
El bebé resulta muy beneficiado por ejercicios simples a los cuales muchas veces no le damos tanta importancia, como mirarse una mano y la otra.
Este tipo de movimientos contribuye al desarrollo de sus hemisferios cerebrales, favoreciendo no sólo la coordinación de sus manos, sino también la visión y la audición.
Sin darnos cuenta, en lo que constituye un error guiado por la buena voluntad, acostumbramos a ofrecerle objetos y juguetes en el medio. ¡Error! Es conveniente hacerlo desde sus lados, generando estímulos en ambas direcciones.
El consejo, en modo general, es hablarle, tocarlo, cantarle, ofrecerle objetos en los lados y evitar hacerlo desde el centro.
Y sobre todo evitar ponerlos en esos gimnasios que están tan de moda, en los cuales cuelgan cosas por delante de su nariz y no estimulan sus movimientos de giro y su correcto desarrollo.
Conclusión:
Brindar estímulos al bebé desde un lado y otro, invitándolo a girar su cabeza en ambas direcciones, al igual que muchas otras actividades a las cuales podamos apelar con el mismo objetivo, constituirá un enorme beneficio en el proceso de su desarrollo cerebral.