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La tortícolis es uno de los problemas más habituales entre los bebés. Se trata, básicamente, de una posición anómala de la cabeza. Pero, en algunos casos, también se puede manifestar como una limitación para mover la cabeza de un lado a otro, o como una tendencia que el niño o la niña presenta para mantenerla en una misma posición.

Aunque hay muchos tipos de tortícolis, la más frecuente es la llamada tortícolis muscular congénita, que está relacionada con los músculos y las articulaciones del cuello. Su origen puede ser una posición, un poco extraña, del bebé antes de nacer o a que éste ha experimentado una salida complicada en el momento del parto.

¿Cómo podemos saber que un bebé tiene tortícolis?

Prioritariamente, hay que tener en cuenta que todos los bebés tienen una rotación preferencial de la cabeza antes de las 8 semanas. La posición de lado, en esa etapa inicial de la vida, puede no obedecer a una anomalía. Se puede tratar simplemente de una posición natural que el niño o la niña presenta para respirar mejor y construir su desarrollo.

Normalmente, si no está interviniendo un profesional, es mucho más sencillo detectar una tortícolis tras esas primeras 8 semanas.

¿Cuáles son las claves que nos pueden poner en alerta?

La primera clave: ver si mantiene la cabeza en una misma posición

Los bebés con tortícolis muscular congénita tienen la cabeza inclinada para un lado y girada para el lado contrario. Siempre están en la misma posición, aunque le ofrezcamos estímulos en un lado o en el otro. Además, tienen muchas dificultades para mirar en un sentido diferente.

La segunda clave: la movilidad del cuello

Puedes intentar interactuar con tu bebé hablándole desde el lado contrario, mostrándole juguetes o realizando sonidos. Si el bebé muestra dificultades o limitaciones al tratar de girar la cabeza hacia el otro lado, como si tuviera una especie de restricción o dificultad para alcanzar la línea media, es probable que esté experimentando problemas en la movilidad del cuello.

La tercera clave: observar la forma de la cabeza y las orejas

Si notas que la parte posterior de la cabeza de tu bebé comienza a aplanarse en la zona hacia donde siempre mira, estás ante un posible signo de tortícolis. También puedes verificar si las orejas están a la misma altura o si una de ellas se ha desplazado ligeramente hacia adelante en comparación con la otra. 

Estas asimetrías pueden indicar la presencia de tortícolis y, en algunos casos, generar problemas adicionales, como una deformidad craneal conocida como “plagiocefalia”, lo cual podría suponer un gran problema.

Conclusión:

Si tu bebé tiene más de 8 semanas, mantiene la cabeza siempre en la misma posición, exhibe dificultades para girarla o presenta algún aplanamiento en ella, podrías encontrarte frente a signos claros de que padece tortícolis.

En ese caso deberías acudir (sin demoras) a un profesional, un pediatra o un fisioterapeuta experto en pediatría, especialmente aquellos que tienen formación en TMPI (Terapia Manual Pediátrica Integrativa). Ellos sabrán cómo ayudarte brindando al bebé un tratamiento adecuado y oportuno. 

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