La conveniencia del gateo es una de las preguntas que con mayor frecuencia hacen los padres y también los profesionales.
La respuesta, sin dudas, es afirmativa y hay una explicación para ella.
El gateo es el primer desplazamiento que logra hacer el bebe, entre los 9 y los 10 meses. Es un problema si el bebé no gatea o si lo hace de una forma extraña. Por eso, hay que poner atención a esta circunstancia.
Pero para llegar a realizar un buen gateo hay otros hitos del desarrollo que el bebé debe completar previamente.
Al principio, el bebé presenta movimientos muy básicos y generales. Alrededor de los cuatro meses empieza a desarrollar la capacidad de alcanzar objetos. A los cinco meses ya se arrastra un poco, para intentar agarrar algo.
Si tiene suficiente experiencia en el suelo, boca abajo, y es un bebé sano, entre los 5 y 6 meses puede empezar a voltear.
Finalmente, sobre los 7 a 8 meses, comienza a levantar el cuello para ponerse a “cuatro patas”.
El bebé, primero debe conseguir la estabilidad en esta última posición, para luego lograr gatear.
Cuanto más tiempo pasa un bebé en el suelo y boca abajo, logrará mayor fuerza y mejores serán sus movimientos.
El gateo es una etapa fundamental, como todo aquello que el bebé hace de manera natural durante el primer año de vida.
Es que cada una de las etapas del desarrollo tiene un valor y un efecto sobre el aspecto físico y mental del niño.
¿Qué ventajas tiene para el bebe?
¡Muchas!
En primer lugar, llegar a objetos o juguetes para poderlos agarrar y manipular, le aporta muchísimo a nivel cognitivo y de aprendizaje.
Por otra parte, gatear le va a permitir al bebé explorar en el espacio lo que la vista le ha dicho antes.
El niño ve el espacio abierto y los objetivos, y una forma fantástica de medir las distancias es moverse por ese territorio y alcanzar los objetos que ha visto.
Es como si el gateo le permitiera contrastar lo que la visión le está diciendo.
Hay estudios muy interesantes, según los cuales los bebés que gatean tienen mejor percepción visual y previsión de movimientos que los que no lo hacen.
El gateo también ayuda a perfeccionar los movimientos contralaterales alternandos, de brazos y piernas, los que luego se utilizan en el correr y en el andar, y éstos significan un aporte enorme para la coordinación.
Otro de los efectos es la capacidad del niño de explorar y volver a los brazos de sus padres, lo que constituye un doble juego de exploración y refugio.
La capacidad del niño para ir y volver tiene un impacto importante también en su seguridad interior y en su relación con el mundo, algo sobre lo cual pueden dar mayor cuenta los psicólogos.
Otro beneficio que ha sido descubierto recientemente y detallado en una publicación científica es que los bebés que han gateado pueden tener una mejor salud metabólica y cardiovascular durante la infancia.
Mi hijo no gatea ¿debo preocuparme?
Aunque el gatear tenga beneficios muy claros, no significa necesariamente que el bebé que no lo haga tenga alguna enfermedad o un problema de salud. De hecho, hay algunos que comienzan a gatear un poco más tarde y otros que no llegan a hacerlo.
Además hay diferentes formas de gatear. Los bebés que empiezan a hacerlo antes, muchas veces tienen formas más bandeadas. Y aunque lo más importante es que se puedan desplazar, la manera óptima de hacerlo es apoyándose sobre manos y rodillas, ya que es la que permite un mejor desarrollo de la coordinación.
Algunos consejos para padres cuyos hijos están empezando a gatear:
Permitir que el niño pase mucho tiempo boca abajo, desde el primer día de su vida, siempre que se encuentre despierto y vigilado. Cuanto más tiempo permanezca en esa situación, mejor será el desarrollo y la fuerza de los brazos para poder gatear.
No sentar a los bebés antes de tiempo, ya que eso será causa de una peor postura y dificultades en el control de su pelvis.
No animarlos a ponerse de pie y caminar antes de tiempo. El bebé va a querer ponerse de pie por sí mismo sobre los 9 meses. Pero hay que evitar la tentación de agarrarlo de las manos y ponerlo a andar antes de que haya ganado fuerza en las piernas. De esta forma, también facilitamos que pueda gatear durante más tiempo.
Finalmente, los padres que observen que sus hijos presentan dificultad para moverse, o para controlar la postura o la cabeza, tensión de piernas o un gateo extraño, deben consultar a un pediatra o un fisioterapeuta del desarrollo, preferiblemente un fisioterapeuta TMPI. Ellos podrán ayudar mucho y dejarlos tranquilos con respecto a las cosas que se pueden hacer en cada caso.