Los trastornos del desarrollo en niños y niñas pueden tener una apariencia muy variada.
Pueden afectar, entre otros aspectos, a la atención, el aprendizaje y el comportamiento.
Pero, de modo muy claro, pueden influir en la forma en que se mueven y controlan el cuerpo.
Una de las alteraciones características es el llamado “trastorno del desarrollo de la coordinación”.
En estos casos, se observa que niños y niñas tienen principalmente dificultades con la motricidad fina.
Por ejemplo, pueden presentar problemas con la utilización de las manos en tareas como escritura, manejo de lazos y cordones.
También se puede observar que sus movimientos no son muy fluidos, que tienen problemas en las actividades deportivas o que las cosas se les caen de las manos.
Del mismo modo, pueden aparecer dificultades en lo que son llamadas las funciones ejecutivas.
La necesidad de estar atentos y consultar a un profesional
La incidencia de niños con este tipo de trastornos es de alrededor del 5 por ciento.
Pero se sabe que no todos los niños o niñas que presentan este tipo de problemas son diagnosticados oportunamente. Padres y madres no suelen recurrir a un médico diciendo que un hijo tiene torpeza. Muchos de ellos asumen que es una característica innata y que podrá avanzar con el transcurso del tiempo.
Por otra parte, este tipo de problemas de coordinación se presentan en forma simultánea a otros trastornos, como dificultades de aprendizaje o atención.
Además, hay que tener en cuenta que los diagnósticos en el área de los trastornos del desarrollo no siempre definen claramente al niño. Muchas veces se trata de ajustar el caso a una clasificación manual que no siempre se corresponde con la situación real del paciente.
Las medidas de prevención
Para prevenir estos trastornos, hay que estar atentos a las primeras fases del desarrollo de los bebés.
Es posible que ya en el bebé se puedan observar distintas dificultades con el control del cuerpo y con la coordinación de los pequeños movimientos.
Si el terapeuta es un kinesiólogo del desarrollo, puede detectar estas dificultades y activar programas de estimulación temprana con las familias.
Y cuando el niño ya está escolarizado, las alteraciones precisan un abordaje que tiene que tener en cuenta a profesionales especializados, como fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales.
Del mismo modo, se necesitan acciones desde el medio escolar para hacer posible comprender la necesidad de ayudar a estos niños en el aula.
También las familias pueden ser “educadas” mediante libros como El Desafío de Crecer (Iñaki Pastor Pons, Lucila To y Gloria González), que contiene recomendaciones específicas para ellas en sus casas, frente a casos de niños con trastornos del desarrollo de la coordinación.
Por su parte, los profesionales necesitan trabajar con las familias para que niños y niñas alcancen el máximo de sus habilidades, puedan tener mejores resultados escolares y sentirse integrados socialmente con sus pares.
Hay mucho para hacer
El trastorno del desarrollo de la coordinación es un problema que, con la ayuda de los profesionales adecuados, se puede detectar a tiempo y asistir a niños y niñas con un tratamiento adecuado, haciéndoles posible superar inconvenientes y prevenir las consecuencias.