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Hace más de 20 años que me dedico a la enseñanza de la fisioterapia. Durante mucho tiempo lo hice en relación con la terapia manual, principalmente en el área cervical. También en el campo de la musculatura extraocular, para los trastornos de desequilibrios y cefaleas, particularidad sobre la cual escribí un libro titulado Terapia Manual en el Sistema Oculomotor, editado en 2012 y reeditado en 2018.

En el marco de esa actividad, he incursionado en el desafío de desarrollar técnicas y sistemas para trabajar el cuello, cada vez con mayor eficacia y mejores resultados.

Finalmente, hace 13 años, nació mi primera hija. Y fue ella la que me ayudó a comprender en toda su dimensión la amplia problemática, y las muchas necesidades, que presenta un niño con complicaciones como problemas en el cuello, signos de irritabilidad y dificultad para dormir bien, entre otras.

En el doble rol de padre y profesional, yo intuía que ella presentaba algún problema en el cuello, que requería un tratamiento adecuado. Pero, aún con la amplia gama de conocimientos técnicos con la que contaba, no tenía claro cómo podía hacer para ayudarla.

Es que los niños y los bebés, no habían sido objeto de un completo enfoque por parte de la fisioterapia. Me refiero a una visión amplia, la cual permitiera tratar alteraciones musculoesqueléticas y de articulaciones en relación con el neurodesarrollo.

Fue entonces cuando me di cuenta de que, a pesar de ser un experimentado terapeuta manual, me faltaba algo. Fui consciente de que profesionalmente carecía de un sistema específico para tratar a estos pequeños pacientes.

Hasta ese momento, la fisioterapia pediátrica había desarrollado valiosos sistemas para tratar patologías complejas, como daños cerebrales y problemas motores importantes. Sin embargo, no se sabía mucho sobre otros trastornos, como alteraciones frecuentes en el cuello de un bebé.

Había un vacío notable: la fisioterapia manual no sabía de niños y la fisioterapia pediátrica no sabía de terapia manual.

Al mismo tiempo, fui conociendo la medida en la cual los aspectos musculoesqueléticos de los niños están ligados a las alteraciones del desarrollo. Y observé como las alteraciones del desarrollo motor y sensorial afectan a músculos y articulaciones, y tienen consecuencias sobre eso.

Hasta entonces, tampoco se prestaba mayor atención a cómo los trastornos y las dificultades del bebe iban a tener una repercusión en el desarrollo del niño mayor, el joven y el adulto.

A partir de ese momento nace mi vocación por desarrollar un sistema integrado de comprensión de esta realidad interdependiente entre estructura y función, entre lo neuromusculoesquelético y el neurodesarrollo.

El fin: que todos los fisioterapeutas del mundo puedan disponer de herramientas para ayudar a tantos miles de niños que presentan patologías que, al no ser severas, no son detectadas correctamente y no reciben el tratamiento necesario.

 

Así nació la Terapia Manual Pediátrica Integrativa (TMPI)

Con profesores de alto nivel, el primer curso de TMPI surgió hace siete años en España y hoy ya es una formación presente en doce países, en América y Europa.

Inclusive, en la Universidad de Montreal, ya constituye una formación de postgrado.

La expansión, afortunadamente, es grande. Porque son muchos los fisioterapeutas que perciben el vacío que había para tratar a niños y niñas con múltiples dificultades del desarrollo, más o menos graves, de diferentes sistemas.

Por otra parte, TMPI se ha abierto a profesionales de otras áreas, como salud y educación, que también requieren nuevas herramientas para entender el desarrollo infantil y actuar sobre él.

Otra área muy importante en el concepto TMPI es el acompañamiento a la familia del paciente y la comunicación con ella, en concordancia con lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, para lo cual desarrollamos una serie de publicaciones, en formato de libros y folletos.

De ese modo, tratamos de contribuir con el entorno familiar, el que -a la vez- tiene un rol principal en la intervención en fisioterapia y en las sesiones clínicas.

Simultáneamente, TMPI se desarrolló como un modelo integrado en la formación interdisciplinaria. ¡En nuestro equipo hay profesionales de otras disciplinas que nos ayudan a trabajar en equipo!

 

¿En qué consiste la formación TMPI?

Cuenta con tres bloques, bien diferenciados entre ellos.

El primero: neuroortopedia en pediatría e introducción al neurodesarrollo

El segundo: neurodesarrollo de bebés y niños (mediante sistemas eficaces para reeducarlo en el caso de que algo no haya ido bien en la construcción neurológica, tanto motora como sensorial) y habilidades comunicativas para acompañar a la familia

El tercero: evaluación y tratamiento de cráneo y cara, plagiocefalias, y aspectos orofaciales y respiratorios

Además, en el plan de perfeccionamiento TMPI, se puede acceder a formaciones de avanzada en áreas como visión, escucha, aprendizaje, psicología del paciente y comunicación con padres.

Y algo para tener muy en cuenta es que en los cursos de TMPI son evaluados y tratados bebés y niños reales, que llegan con sus familias en busca de una solución para sus problemas particulares.

 

tmpi-pimt.com